La última película de Clint Eastwood no es una gran película, esa es la noticia. Malacostumbrados quizá a que en los últimos años nos haya regalado películas redondas, uno parece como quedarse a medias con Invictus.

Y eso que Morgan Freeman bien vale él solo por toda la película. Su interpretación de Nelson Mandela es soberbia y clara merecedora del oscar de este año. Pero más allá de Freeman nos encontramos con una película repleta de buenos propósitos pero en el fondo prescindible; tolerancia, pluralismo, honestidad...todos estos temas protagonizan las dos horas de metraje de la película. Temas que dirigen el film hacia un emotivismo simple de manera un tanto unidireccional y redundante que no hace sino fatigar al espectador y quitar relevancia a la emoción (verdadera) que transmiten algunas escenas (pocas) de la película, normalmente vinculadas a las líneas de diálogo protagonizadas por Morgan Freeman.
En cuanto a la utilización del rugby, puede resultar aburrido para el espectador medio poco conocedor de este deporte y el acompañamiento musical tampoco ayuda demasiado a enfatizar este tipo de escenas ya de por sí rodadas con buen oficio pero con poca pasión por Eastwood.
Aún con todo, estamos ante una película entretenida, con buenas líneas de diálogo pero excesivamente lineal e idealista donde sobresale por encima de todo la interpretación de Morgan Freeman.
Calificación: 6,5
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